Parece que fue ayer,
cuando todavía se estaban utilizando los viejos y caducos sistemas de enseñanza
en la educación, por un lado la escuela pública y por otro lado la escuela
privada en la cual, el alumno no es motivado en la educación del entendimiento
sino que se utilizaba aquel viejo dicho: “
la letra con sangre entra”.
Los métodos educativos utilizados en la antigüedad, carecían de una fluidez interrelación entre el alumno y el profesor, en aquella época el profesor era la máxima expresión de rigidez en la sociedad que se vivía.
Las protestas de estos métodos han sido múltiples y en todos los continentes, como prueba, la canción de Pink Floyd “Another brick in the wall”, en la cual se ve claramente la protesta ansiada de una educación ya marchita y sin canones de calidad.
En los tiempos actuales es más importante que el alumno comprenda y sepa razonar los contenidos para poderlo calificar correctamente, más que el alumno tenga una simple prueba de conocimiento carente de validez.
Entramos en la disyuntiva, ¿Qué es más importante: la cantidad ó calidad?, ¿Cómo vamos a incentivar al alumno? ¿Con cuatrocientos libros de cuatrocientas páginas ó con modernos sistemas informáticos?.
Como futura docente, pienso que es más importante evaluar al alumno, no tanto por la cantidad sino por la calidad de lo estudiado, siendo un punto clave para mí en el futuro, incentivar al alumno a que se pregunte el por qué de las cosas proporcionándole las herramientas para que lo pueda hacer.
Ya no es el momento que el alumno pierda horas y horas en las antiguas bibliotecas, ya que en la sociedad actual es raro que en el entorno familiar, no se tenga acceso a internet y si por el contrario así lo fuere, los institutos y colegios deberían ser aulas de libre conocimiento para el alumno, en el cual, tenga acceso a las nuevas tecnologías para su completo desarrollo.
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